De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, mejor conocida como UNESCO, el patrimonio cultural inmaterial o patrimonio vivo “…se refiere a las prácticas, expresiones, saberes o técnicas transmitidos por las comunidades de generación en generación”. [1]
La verdad es que esta es una aburrida definición, y estoy casi segura de que se la han saltado y han decidido no leerla. El patrimonio cultural, frecuentemente es entendido por todos nosotros como aquello que puede verse, tocarse y conservarse; monumentos, colecciones de objetos como pinturas, libros antiguos, artefactos que solían ser de nuestra vida cotidiana, esculturas, etc. Pero existe una categoría del patrimonio, como el cultural inmaterial que se convierte en expresiones vivas que sólo siguen entre nosotros gracias a la transmisión oral y con esto me refiero a rituales, actos festivos, saberes y técnicas vinculados a la artesanía, tradiciones orales, ciertas tradiciones sociales, conocimiento y práctica relacionada con la naturaleza y el universo.
Para entenderlo mucho mejor me gustaría hablar sobre algo común en nuestra vida para relacionarnos aún más con este patrimonio. Hablemos de un mal común que todos y todas hemos vivido; el dolor de cabeza. Desde tiempos históricos los seres humanos hemos sufrido de dolores…¡incluido tú que estás leyendo esto!

Una de las prácticas más comunes para curar este tipo de dolencias, es usar una especie de “chiquiador”, el cual se coloca en las sienes y mejillas para apaciguar el dolor o “sacar el aire”[2]usando hojas de algunas plantas como ruda, papa, cebolla, limón, siempreviva, fresno, etc. ¿Cómo sabemos que este tipo de remedios eran útiles desde siglos atrás?
Me gustaría retomar el retrato de Doña Juana María Romero elaborado por Ignacio María Barreda que se encuentra en el Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec y que muestra a una mujer en el siglo XVIII con un gran punto negro en la sien. El “chiquiador” sobresale de su peinado y recuerda a una María Antonieta en la Nueva España.
Si Ignacio María Barreda no se hubiera preocupado por retratar a Doña Juana, no seríamos testigos de este tipo de remedios, que han pasado años tras años hasta nuestros días, como una solución a las cefaleas.
Es por ello, que la iniciativa de Wikimedia Mexico y la Secretaría de Cultura del Gobierno de la República es importantísima. Hoy ya no debemos de esperar a que artistas como Ignacio María Barreda tengan que retratar algo de nuestra cotidianeidad, tenemos la capacidad de abrir nuevas ventanas a nuestro entorno gracias a la fotografía. Por ello considero que es loable e importantísima la labor que tenemos hoy en nuestras manos, no dejemos que las cosas se queden como un mero recuerdo, ilustremos nuestro presente para que en el futuro los demás puedan acceder al menos a una parte de él.
No pierdan esta maravillosa oportunidad de llenar nuestro mundo de imágenes que prometen estar en un buen resguardo. Y recuerden, si les duele mucho la cabeza…¡corten un cachito de hojita de siempre viva y péguenselo en la sien! ¡Participen en #WikiLovesMéxico!
[1] Patrimonio Cultural Inmaterial. UNESCO. Consultar en https://es.unesco.org/themes/patrimonio-cultural-inmaterial
[2] Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana. Consultar en http://www.medicinatradicionalmexicana.unam.mx/termino.php?l=1&t=chiquiadores